Desencuentros entre generaciones
…y las inquietas sexualmente en
el de las bolas.
Los humanos, caracterizados por
nuestra poca modestia, siempre tendemos a pensar que somos los más guays del
planeta y que siempre “estamos en la onda”.
De hecho, seguro que esta expresión
ya no la usan las nuevas generaciones. Y no voy a hablar hoy de esos
cuarentones, que se vienen arriba con dos copas, se piensan que son los tíos
más enrollados y que son la admiración de las veinteañeras que, si les miran,
es para mofarse de esos carcas que hacen el ridículo. Hoy, de lo que quisiera
hablar es de la barrera generacional que supone la tecnología.
Pues eso, que nos hacemos mayores y nos cuenta reconocerlo. Atrás quedaron esos días en los que solo con nuetra imaginación éramos capaces de vivir aventuras.
Cuarentón sí, pero como molo todavía
Cuando era chaval, siempre me
parecía gracioso que mis padres me dijeran: “Anda hijo, ponme el video”, y con
eso de “ponme el video” no se referían a que lo instalara o a que lo programara
para que grabase por la noche, no, se
referían a que ¡les pusiera una cinta!
Pero vamos a ver, si ese aparato tiene 6
botones; encendido, para adelante, para atrás y adelante a toda leche, pausarlo
y pararlo… ¿dónde está el misterio? Si además eran las mismas teclas que tenía
un reproductor de casetes, pero claro, es que tampoco ese lo sabían
manejar.
Lo que es la edad...6 teclas y se lían
Pues no hace mucho a mí me dieron
una pequeña lección tecnológica. Como buen amante del cine me gusta descargarme
películas y como las últimas las había “pirateado” (eh, que son clásicos con
derechos de autor caducados o pelis que ya he pagado para ver en el cine) lo
hice con el “emule”, pensé que quizás ya existiría una manera más rápida.
Como
a mí me resultaba un tanto farragoso averiguarlo, aproveché para preguntárselo
a la sobrina de 13 años de una amiga.
Ella me pidió mi móvil y me hizo una
pregunta curiosa: “¿tienes datos?” y es que una característica que divide a los
adultos de los adolescentes es precisamente eso, los adultos tenemos dinero
para una buena conexión y poca vida virtual, y por el contrario los chavales
tienen pocos megas, son autistas en el mundo real y prolíficos en la red, así
que a mitad de mes ya están como locos para pillar una wifi abierta.
En un plis
plas me explicó donde tenía que entrar, lo que tenía que descargarme e instalar
en el ordenador y todo listo.
De adolescente te faltan megas...de cuarentón ideas para gastarlos
Sus explicaciones me dejaron un
poco preocupado, por lo obsoleto que me encontré y también por la naturalidad
con la que una adolescente me explicó cómo cometer una ilegalidad.
Una vez vi un monólogo en la que
el humorista hablaba de los signos de que te hacías mayor. No mencionaba la
tecnología, sino la hora de pedir un gin-tonic, “¡pero que no sea de
Beefeater!”, cuando hace “apenas” 20-30 años eso era lo más. Estaba el básico
de Larios o Lirios y el premium con sobrecoste de Beefeater.
Y es que de joven
se tiene más estómago que presupuesto y hay que darle al calimocho de Don Simón
y de adulto es al contrario, como lo de los megas que hablábamos antes. Otra
característica de la edad madura es cuando el palo selfie ya no lo utilizas
para hacerte fotos, sino para leer el móvil a una distancia que la presbicia te
lo permita.
Para mi próximo cumpleaños pediré un palo selfie para leer el Whatsapp
Pero volvamos a la tecnología.
Este verano tuve que abonar un recibo y me fui al banco (caja) en el que mi
ayuntamiento te deja pagar.
La primera
empleada con la que hablé, me dice que eso ya no es posible en ventanilla (eso
ya sólo se debe poder hacer los 29 de febrero y con suerte) y que me tengo que ir al
cajero. Pero yo estoy acostumbrado a los cajeros de mi red, que son muy básicos;
ranura para la tarjeta, para los billetes, teclado y se acabó.
Aquél sin
embargo, parecía el panel de mando del Enterprise, ranura de tarjetas, de
cartillas (era Caja, de las que gustan a los jubilados), para monedas, ranura de sacar, de ingresar, varias
pantallas y muchas teclas…
Con la edad, cualquier máquina te parece de peli futurista
Puse toda mi buena voluntad por
seguir el menú “intuitivo” pero después de un par de intentos me quedé atascado
en el mismo punto. La ley de Murphy dice, que cuando necesitas intimidad para
hacer tus gestiones con calma (suena a ir al inodoro, pero no exactamente), se
acumula gente impaciente detrás de ti esperando que finalices.
También dice,
que si estás al otro lado, en la cola y con prisa, siempre hay un torpe que no
sabe hacer su operación y acabar pronto. El caso es que cuando ya tenía 2
personas, con cara mustia, esperando detrás de mí, lo dejé por imposible y
entré dentro de la sucursal en busca de ayuda.
Vaya, me tocó el anciano obsoleto delante de la cola
Tuve suerte, no era la hora del
café y encontré a una amable empleada, mayor que yo, o eso quise pensar, que me
ayudó. Eso sí, para hacerme sentir aún más culpable comenzó diciéndome: “yo no
lo he hecho nunca, pero vamos a probar”.
Lo conseguimos después de seguir ambos el menú
“intuitivo”, tuve que arrimar la factura a un lector de códigos de barras
escondido en la esquina superior izquierda, meter un billete por una ranura,
recoger la vuelta por otra y pedir copia del abono. A ver si hay suerte para el
próximo año, me acuerdo del proceso y… ¡no ha evolucionado el cajero!
¿Menú intuitivo?...será para los que no han cumplido los 40 todavía
Y es que esto de la tecnología va
demasiado rápido para mí y siempre existen efectos secundarios. Y ahora que han inventado Spotify y Netflix y no hace
falta tener el CD para escuchar música o ver cine… !tendré que llamar a mi
consultora tecnológica de 13 años!
Jajajaja pues o te pones las pilas...o contratas a la consultora.
ResponderEliminarJajjajajajajjajaja Jajajajajjajajaj muy bueno el vídeo.
ResponderEliminarlo malo de mi consultora es que está en la edad del pavo, ¡y eso reduce mucho su disponibilidad!
ResponderEliminarEl club de la comedia es genial