Elemental querido Watson
Acabamos el capítulo anterior con mi temprana afición
detectivesca, que se mantuvo con los años y se culminó con la publicación de mi primera novela negra, El enigma Fields.
¿Y tú qué quieres ser de mayor?...pues yo investigador como Harry "El sucio" pero aseado
Uno de los regalos que quise cuando era un niño, fue un libro, que
pertenecía a una serie que creo recordar se llamaba algo así como “Manual del... aficionado”. Había varios, botánico, electricista, químico…, pero el que yo
quise, sin dudarlo, fue el de detective.
Entre las diversas técnicas de “auténticos detectives”
que describía el manual, estaba la de escribir con tinta invisible, que es algo
tan simple como usar zumo de limón, que a la vista no se aprecia, pero
reacciona con el calor. Pues ni corto ni perezoso cogí una pluma estilográfica
de cartuchos, vacié la tinta de uno y lo rellené con el zumo de un limón.
El
cabreo de mi madre por cómo había ensuciado el lavabo, puede considerarse un
mero efecto colateral. Si Hercules Poirot hubiera tenido una madre como la mía…
¡no hubiera resuelto ni un caso!
O me lo tomaba con humor, o mi madre me arruinaba la vocación detectivesca
Probé la técnica de zumo de limón y funcionaba perfectamente,
así que decidí utilizarla en un caso “real”. Imaginé que un día me secuestraban
los de la KGB y tuviera que escribir una carta pidiendo un rescate por mi
persona.
Podía escribir entre líneas con “tinta invisible” desvelando mi
ubicación. Por aquél entonces yo era un niño, así que plantearse de donde puede
sacar un secuestrado zumo de limón era un detalle que estropearía el juego,
pero imaginemos que entre el menú de un rehén están las rabas o los
pescaditos fritos con su preceptiva rodajita de limón.
Un sabueso de verdad encuentra zumo de limón donde sea
Escribí una carta a mi amigo Carlos, hablándole de que
esperaba que hubiera disfrutado de sus vacaciones en la montaña con su hermana
Susana. La realidad era que se iba a la playa con toda su familia y que su
hermana se llamaba Ana.
Pero ahí estaba la gracia, detalles incoherentes, que
mis secuestradores desconocerían y despertarían las sospechas de mi amigo en
tinta azul, y entre líneas el verdadero mensaje en tinta invisible. Una vez
calentado el papel con una plancha o una bombilla incandescente, saldría a la
vista.
Ni al detective Conan se le hubiera ocurrido algo tan ingenioso
Durante el resto del verano no tuve noticias de
Carlos, pero al reiniciar las clases en septiembre, lo primero que le pregunté
fue por aquella carta mía enviada ese verano.
Me contestó que la recibió y
cuando le dije que si no había encontrado nada extraño en ella, va y me
responde: “Si claro, de hecho pensé que te habías equivocado de persona”…
¡Equivocado!…
¡pero si se trata de una carta manuscrita! Te puedes equivocar en la dirección
de un correo electrónico o de Whatsapp… si te traiciona el autocorrector, pero en una carta de las de antes
¡TIENES QUE ESCRIBIR TODAS LAS LETRAS, ZOQUETE! Conclusión, que si me
secuestran los del bloque soviético, ya me puedo dar por jodido.
Que no, que lo del copia pega no se puede hacer en cartas manuscritas
Y todo eso teniendo en cuenta que Carlos es un tipo
muy listo. Aunque en realidad, por lo general todos mis amigos lo son. Lo que
ocurre es, que tratándose de hombres, podemos ser listos cuando la sangre riega
el cerebro, que cuando se nos va a cierto sitio, la cosa cambia. Y eso es lo
que le ocurrió a otro de mis amigos.
Él era un tipo duro, de esos que no andan
con las tonterías de hacer fotos a los paisajes bonitos, las paellas que se
come, las puestas de sol…así que en cuanto la sangre se mudó de su cerebro a su
entrepierna y empezó a hacerlo…su mujer le pilló de inmediato, y tras revisar
su móvil le pidió el divorcio.
Justamente lo contrario es lo que le ocurrió a Carlos.
Como el tema del ligar estaba muy complicado (como ahora), encontró por
internet una página de contactos con mujeres del este, que tienen fama de ser
un poco más dóciles que las españolas, tan viscerales y mediterráneas ellas. Allí
conoció a una chica guapísima, Ekaterina creo recordar, que a la vista de las
fotos que enviaba era un auténtico pibón del Cáucaso, con unos ojazos tan azules
como los de un husky siberiano.
¡Caramba!, no he perdido mi sex appeal...mejor investigo un poco
Después de intercambiarse algunos correos
electrónicos, llegó un momento en que le pidió que le enviara una cantidad de
dinero para tramitar el visado y poder verse.
De hecho, una vez le escribió
algo así como: “Qué bonito ha amanecido Kakalingrado todo cubierto de nieve,
¡como me gustaría que estuvieras aquí conmigo!” e imagino que acabaría con: ”manda
la pasta de una puñetera vez”, quizás un poco más sutil.
Carlos, repito tipo
listo, en lugar de entrar en la web de su banco, transferir el dinero e
imaginarse retozando sobre la nieve virgen con la no tan virgen Ekaternia,
entró en una página meteorológica y vio que aquel día, en “Kakalingrado” la
máxima era de 11 grados, la mínima de 5 y sin nubes.
Ni corto ni perezoso le
pidió a la chica que le explicara cómo era posible que hubiera nevado en tales
condiciones.
Un detective internacional para estos casos
El Nicolai y el Dimitri, que serían los que estaban detrás de
aquellas misivas románticas llegarían pronto a la conclusión de que era más
sencillo buscar a otro occidental a quién engañar, que convencer a Carlos de los
extraños fenómenos climatológicos de aquellas tierras. Como era de esperar, no
hubo contestación.
Continuará…, no te pierdas mis aventuras de verano.
Vaya por dios...entre el secuestro y el ligoteo electrónico...
ResponderEliminarJajjajajaj tu madre tenía que estar contenta contigo y tu zumo de limon!
Yo intentaba ocultárselo, pero una madre es siempre más lista!! (y sabe cuantos limones ha comprado)
ResponderEliminarJajajajajajajaja no lo dudes nunca
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